El reciclaje de plásticos es una importante parte de la industria relacionada con estos materiales. A pesar de  su importancia, y de que la sociedad está cada vez concienciada en mayor medida de que el reciclaje es imprescindible para contribuir a la sostenibilidad del medioambiente, sigue existiendo un profundo desconocimiento en este ámbito.

Esto hace que afloren falsos mitos, incorrecciones o, directamente, falsedades como las que pretendemos desmontar en los siguientes puntos: .

1. La creencia de que los plásticos no son biodegradables.

Frente a esta errónea concepción, que indica que, al no ser biodegradables, los plásticos dañan al medioambiente porque no se pueden eliminar, hay que recordar, en primer lugar, que existen plásticos biodegradables y plásticos no biodegradables.

Emplear uno u otro depende del uso final al que esté destinado y de las posibilidades de gestión final que tenga. Pero hay que incidir en que el hecho de que un material sea o no biodegradable, no significa que sea bueno o malo para el medioambiente.

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Por ejemplo, si un material no biodegradable se gestiona bien, por ejemplo mediante reciclado, podrá tener vidas posteriores en productos hechos de plástico. Por el contrario, aunque un material sea biodegradable, si es abandonado en un lugar inapropiado y no se ‘biodegrada’, supondrá un problema ambiental.

Entendemos por plástico biodegradable a aquel que puede ser degradado por microorganismos como bacterias, hongos, etc. En la mayoría de las ocasiones en las que no se emplea un plástico biodegradable es porque su degradación acortaría drásticamente su vida útil. .

2. La creencia de que la mayoría de los plásticos son de un solo uso.

La mayoría de los plásticos de un solo uso tienen aplicaciones sanitarias y médicas. Aún así, dentro del mundo de los plásticos, los de un solo uso representan un porcentaje en torno al 40%. Los plásticos destinados a sectores como la automoción, las redes de tuberías o la agricultura están destinados a largas vidas útiles. .

3. La creencia de que las bolsas de plástico no se pueden reciclar y son las que más contaminan.

Casi todas las bolsas de plástico de uso doméstico están hechas de polietileno (PE) en alguna de sus modalidades. Este termoplástico es fácil y económico de reciclar, y después de su uso en bolsas puede tener vida útil para nuevas bolsas o tuberías. Se puede decir que el 100% del plástico de las bolsas que es depositado en contenedores amarillos se recicla. Por otra parte, se considera que hoy en España se reciclan cerca del 65% más de bolsas que hace 10 años.

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4. La creencia de que apenas hay productos fabricados con plástico reciclado.

Aunque a veces cueste creerlo porque su apariencia ha cambiado por completo, en nuestra vida diaria nos cruzamos continuamente con objetos de plástico reciclado. Ejemplo de ellos son: piezas de automoción, lámparas, suelos de polideportivos, columpios, menaje del hogar, ropa, calzado, teléfonos móviles, envases de cosmética, etc.

Otros, como las tuberías, casi nunca están visibles. El número de productos de estas características crece cada año gracias a la inversión en I+D+i (investigación, desarrollo e innovación). .

5. La creencia de que los plásticos sólo se pueden reutilizar con el reciclaje material.

El reciclaje material es solo una de las formas de convertir un residuo plástico en un recurso útil. Es cierto que es la más común y la más extendida, pero existen otras como el reciclaje químico. En éste se trata de un proceso que descompone los plásticos en sus moléculas originales.

Una vez logrado eso, con ellas pueden fabricarse otros plásticos o, incluso, combustibles como el biodiesel. Una tercera opción es la conocida como valorización energética, que obtiene energía de los residuos, usándolos como combustible y aprovechando su alto poder calorífico.

Reciclaje-Quimico

 

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